Foto: https://news.un.org/ |El presidente de la COP28, Sultan Jaber (centro), el representante de la ONU para el clima, Simon Stiell (cuarto de izaquierda a derecha), y otros participantes, de pie en el podio durante la clausura de la conferencia en Dubai.
A finales del 2023 se llevó a cabo la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28), uno de los eventos ambientales más reconocidos a nivel mundial. Desde el 30 de noviembre al 12 de diciembre se encontraron en los Emiratos Árabes Unidos delegados y observadores de 198 países. En palabras de Carlos Cubides, director de la Fundación Ecommunity, ingeniero ambiental y experto en gobernanza climática, la COP es un espacio para “discutir y tomar decisiones sobre medidas para abordar el cambio climático”.
Albaluz Ramos Franco, tunjana, bióloga especialista en derecho ambiental, docente de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos, asesora, científica legal de Agrosolidaria y miembro del equipo ejecutivo del Young Ecosystem Services Specialist (YESS), ha tenido la oportunidad de asistir como delegada observadora ante la Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (IPBES), un espacio de negociación mundial en el que según su experiencia las discusiones pueden durar días sobre una sola frase de interés para distintos países. Ramos cuenta cómo fue el proceso de creación de la IPBES, la vinculación de cada Estado y la dinámica de negociación.
De este proceso resulta un documento para tomadores de decisiones, actualmente se está trabajando sobre el análisis de los nexos de actividades económicas con la biodiversidad a nivel mundial. Cada país es responsable de aplicar las decisiones que se discutan en ese espacio en los programas de gobierno locales, sin embargo, Albaluz explica que este proceso no es del todo vinculante:
Así, las acciones posteriores a estos eventos mundiales dependen de la voluntad de cada gobierno. El panorama es similar para los encuentros desde la parte técnica, científica como el IPCC - grupo de expertos sobre cambio climático- y otros encuentros protagonizados por los tomadores de decisiones, como por ejemplo la pasada COP28, cuyas principales conclusiones pueden ser consultadas aquí:
La participación civil y comunitaria en estos eventos representa grandes retos, dentro de los mencionados por la bióloga Ramos Franco se encuentran la falta de recursos económicos para los desplazamientos a los eventos presenciales, la diferencia de horarios en los encuentros virtuales que en realidad no garantizan una participación amplia a nivel global y la falta de variación en las ciudades dónde se realizan estos eventos, centrándose sobre todo en países europeos.
Sin embargo, el gobierno colombiano envía año a año su comitiva para participar en estos eventos mundiales. Lo que implica que como país tendríamos que implementar los compromisos a los cuáles nos suscribimos. El escenario ideal según la bióloga Albaluz, sería que luego de las reuniones diarias en la COP el equipo de delegados de Colombia se sentara a evaluar qué de lo hablado se puede aplicar en el país y la forma más correcta de hacerlo, en concordancia con las dinámicas locales, tan diversas y complejas, además de intentar superar el mero deber diplomático. Acá comenta un ejemplo, de un tema crucial a discutir que salió a la luz en el Séptimo Seminario Nacional de Bosques que organiza el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM):
Situación que viene reclamada por otros países y dónde sería crucial que los países del sur global se aliaran para hacer frente a estas nuevas condiciones.
¿ Y todo este lío por qué debería importarnos?
La realidad es que desde que se terminan los días de encuentro de cada uno de estos eventos comienza una tarea enorme para cada uno de los países miembros, entre los que se encuentra Colombia, para implementar los acuerdos a los que llegaron en estos espacios. Además este año estamos a puertas de otro evento internacional a realizarse precisamente en nuestro país, la COP16 de biodiversidad, que a diferencia de la COP de cambio climático, esta se realiza cada dos años.
Por eso me pregunto sobre el impacto que tienen estos eventos mundiales en las regiones, en los territorios dónde se viven los efectos de la crisis climática y se evidencia la necesidad de proteger la biodiversidad. En otras palabras, ¿estos eventos realmente tienen un impacto en las necesidades locales?
De acuerdo con Cubides, quién lideró la construcción del Plan Integral de Cambio Climático del municipio de Tópaga y la creación de la región funcional, la unión de más de 8 municipios para hacer frente a la crisis climática, resalta que lo característico de esta COP 28 fue que los gobiernos locales son por primera vez protagonistas. Y resalta que “esta es la cuarta vez que nos dan acreditación para participar pero es la primera en la que no somos observadores sino hacemos parte del equipo negociador”, lo cuál permitió que él junto con otras personas del departamento de Boyacá pudieran asistir presencialmente al encuentro mundial.
Desde su punto de vista, la presencia de Tópaga en la COP28 ofrece una serie de oportunidades valiosas. Permite demostrar estrategias exitosas implementadas a nivel local y aprender de otras regiones y municipios. Además, brinda la oportunidad de establecer alianzas estratégicas con otros gobiernos locales, organismos internacionales y actores clave en la lucha contra el cambio climático”.
Sin embargo, para la bióloga Albaluz Ramos estos eventos no tienen impacto local, así lo describe:
Entonces ¿Qué papel juegan los gobiernos locales para que estas experiencias lleguen a los territorios?
Según Cubibes, los gobiernos locales desempeñan un papel fundamental en el escenario internacional del cambio climático. Tienen un conocimiento profundo de los desafíos y oportunidades específicas de sus comunidades, lo que les permite implementar acciones adaptadas a sus contextos locales. Su participación en eventos globales como la COP28 es esencial para compartir estrategias exitosas, influir en las agendas internacionales y colaborar en la búsqueda de soluciones colectivas y efectivas”. Sin embargo, en ellos aún no se tienen una representación de todos los territorios y la participación es aún muy poca. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) los gobiernos subnacionales no tienen aún un papel formal en las negociaciones y pueden solo influir a través de sus gobiernos nacionales.
Ahora el reto que tenemos en el departamento de Boyacá, de acuerdo con el ingeniero Carlos se basa principalmente en la voluntad política, sobre todo porque para finales del 2023 se tenía “una situación preocupante y es que el departamento es el único que no tiene PIGCCT (Plan Integral de Gestión del Cambio Climático Territorial). El contrato ha sido suspendido varias veces sin explicación alguna. Llevan desde el 2020 en su formulación y no se ven los resultados.Esto es muy preocupante porque el Plan integral de gestión de cambio climático territorial es la hoja de ruta del departamento para adelantar acciones de adaptación y mitigación y sin él es como navegar a la deriva”, asegura Cubides.
Sin embargo, en el mes de Febrero de acuerdo con Carlos Duarte, coordinador territorial del programa de descarbonización Camino Hacia Carbono Neutral, el departamento de Boyacá realizó el lanzamiento del PIGCCT, por lo que se espera que esta sea una herramienta para conocer el diagnóstico de la problemática y las prioridades a abordar en cada municipio.
Consulta el documento del PIGCCT de Boyacá aquí:
Otro reto local a resaltar según la especialista Albaluz se refiere a la necesidad de establecer unas mesas locales de científicos y científicas, y amplia participación ciudadana para aportar más datos locales y que los tomadores de decisiones se aproximen a los resultados de las evaluaciones de estos grupos mundiales para cada uno de los temas.
¿Y a mí qué estos eventos?
Finalmente tanto la bióloga Albaluz Ramos Franco como el ingeniero Carlos Cubides coinciden en la importancia de la voluntad política para lograr impactos en nuestros territorios a partir de los intercambios internacionales dados en estos eventos mundiales.
Alba Luz resalta la importancia de exigirles a quiénes estuvieron en la delegación colombiana de la COP28 que expresen a través de diversos canales ¿qué hicieron? ¿qué dijeron? ¿En qué quedó Colombia, a qué se comprometió? y además ¿cómo eso a lo que se comprometió llegará a nivel local?. Así mismo resalta la necesidad de desmenuzar las conclusiones para hacerlas más aterrizadas a los tomadores de decisiones en nuestros territorios para que vean las relaciones existentes entre esos resultados con los recursos y las realidades locales. Finalmente concluye que es importante que se comprenda para qué se está haciendo todo esto:
Ramos en su artículo académico titulado IPBES para ciudadanos: breve aproximación a la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos, incluye algunas recomendaciones que aquí te compartimos para que las conclusiones discutidas en este espacio puedan hacer eco en los territorios y en nuestra vida cotidiana.
Si sumercé es gobernante local o regional puede:
Desincentivar el uso de agroquímicos letales y subletales.
Proponer incentivos económicos a la apicultura y sus productos derivados.
Trabajar de la mano con los científicos que investigan en su jurisdicción.
Formular políticas basadas en la información que los científicos brindan.
Modificar su accionar reactivo a proactivo, tomando decisiones basadas en la inversión preventiva.
Incluir la información de base de las evaluaciones del IPBES en los pot, pomca o demás instrumentos de planeación territorial.
Proponer incentivos económicos a las empresas y emprendimientos que usen de manera sostenible los recursos biológicos y servicios ecosistémicos.
Incentivar la transición del sector productivo al uso de energías limpias.
Si sumercé es científico, científica o investiga temas relacionadas con biodiversidad puede:
Proponer estudios basados en polinizadores no carismáticos.
Buscar vacíos de conocimiento que puedan ser estudiados, al menos, de manera local.
Aumentar la escala espacial de los estudios de polinización.
Comunicar a los gobernantes locales y regionales, de manera asertiva y sencilla, los hallazgos de sus modelos de cambio elaborados.
Trascender los muros de las instituciones de investigación para trabajar de manera conjunta con los tomadores de decisiones en proyectos de prevención, mitigación, corrección y compensación.
Procurar la generación de conocimiento en todos los capítulos regionales que tienen vacíos en los análisis de la IPBES.
Buscar la inclusión del conocimiento tradicional e indígena en las investigaciones científicas, evitando a toda costa el colonialismo científico y procurando una sinergia en ambos sistemas acerca de la comprensión de la naturaleza.
Si sumercé es líder o lideresa comunitaria o pertenece a una ONG, puede:
Generar apropiación social del conocimiento respecto a polinizadores no carismáticos.
Proponer proyectos comunitarios que busquen el sostenimiento de los polinizadores urbanos.
Exigir a la comunidad científica de la región la divulgación y apropiación del conocimiento que se está generando.
Concientizar sobre hábitos de consumo depredadores.
Educar sobre el impacto real de la globalización del consumo.
Concientizar a la sociedad sobre el papel fundamental de Latinoamérica como despensa alimentaria del mundo.
Generar un cambio de concepción sobre el origen de los alimentos y el agua que consume la sociedad, realzando el lugar privilegiado que tiene Latinoamérica en la cantidad y calidad de producción de los mismos.
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